Alergia a la proteína de leche de vaca o intolerancia a la lactosa, ¿es lo mismo?

La leche se considera una de las causas más frecuente de alergia a alimentos en niños menores de dos años [1].  Sin embargo, es muy común confundir la alergia a la proteína de la leche de vaca con la intolerancia a la lactosa. Es importante saber que estas dos situaciones no son iguales, ya que el mecanismo y los componentes de la leche implicados son diferentes en ambos.


Alergia a la proteína de leche de vaca (APLV)

La leche de vaca contiene más de 40 proteínas. La mayoría de los pacientes están sensibilizados a varias de ellas, de las cuales la mayor parte se corresponden con las caseínas y las seroproteínas.

La proporción caseínas/seroproteínas en la leche de vaca es aproximadamente de 80/20. Esta proporción es muy diferente a la de la leche materna y por tanto se modifica para conseguir las fórmulas adaptadas para la alimentación del lactante [1].

La alergia a la proteína de leche de vaca esta mediada por el sistema inmune, y puede ser mediada por inmunoglobulinas E (IgE) (un anticuerpo producido por el sistema inmunitario) o no mediada por IgE [1].


Mediadas por IgE

Los síntomas debidos a APLV mediada por IgE aparecen, habitualmente, durante el primer año de vida. En la mayoría de los niños aparece al comenzar la lactancia artificial.

La sintomatología se manifiesta de modo inmediato, desde el momento de la ingesta hasta dos horas tras la toma del alimento con proteína de leche de vaca. Los síntomas más frecuentes suelen ser leves, como síntomas cutáneos y la urticaria, pero también pueden aparecer síntomas graves, como reacciones anafilácticas [1].

La mayoría de los niños alérgicos a la proteína de leche de vaca adquieren tolerancia espontánea antes de los 2-4 años.


No mediadas por IgE

La APLV no mediada por IgE se caracteriza principalmente por ocasionar problemas digestivos, de intensidad variable, y aparecer de forma tardía con respecto a la ingesta del alimento, generalmente después de dos horas [2].

Los síntomas digestivos son muy diversos e inespecíficos, como pueden ser: trastornos gastrointestinales funcionales como el reflujo gastroesofágico, el cólico del lactante, el estreñimiento, además de náuseas, vómitos,o proctocolitis, enteropatías y enterocolitis, entre otros [2] [3].

El tratamiento para la APLV consiste en la eliminación de la leche y sus derivados de la dieta, incluyendo la de otros mamíferos (cabra, oveja), tanto del alimento en sí, como del ingrediente en otros alimentos.

Se recomienda continuar con la lactancia materna siempre que sea posible, y, en el caso de fórmulas infantiles a partir de los 6 meses y como parte de una diversificada, las fórmulas extensamente hidrolizadas se consideran la primera opción [1] [2], siempre bajo la recomendación y supervisión de un profesional de la salud.


Intolerancia a la lactosa

La intolerancia a la lactosa es la incapacidad de digerir la lactosa, es decir, el azúcar natural de la leche, debido a la falta o baja actividad de una enzima del intestino llamada lactasa. La lactosa que no se ha digerido es posteriormente fermentada por la flora intestinal, produciendo gas y sustancias que vuelven las heces más ácidas y líquidas [4]. Pero en este caso, al contrario que en la APLV, el sistema inmune no está involucrado.

Entre los síntomas más comunes de la intolerancia a la lactosa se encuentran: hinchazón de la barriga, flatulencia, dolor abdominal y diarrea [4].

El tratamiento se basa en disminuir el consumo de lactosa (excluyendo la leche de vaca y otros mamíferos, como cabra y oveja, y los productos lácteos con leche sin fermentar). Los lácteos fermentados como el yogur y el queso suelen tolerarse mejor, ya que contienen poca lactosa y proporcionan bacterias capaces de digerirlas [4].

Como hemos visto reflejado en la variedad y las distintas opciones de fórmulas específicamente desarrolladas, la industria de alimentación infantil trabaja constantemente en la mejora e innovación de las formulaciones para poder ofrecer las mejores soluciones para cada etapa y cada situación.


AVISO IMPORTANTE: La lactancia materna es el mejor alimento para el bebé. Te recomendamos que consultes con un profesional de la salud sobe el cuidado y la alimentación de tu hijo.


[1] Valdesoiro Navarrete L, Boné Calvo J, Plaza Martín AM. Alergia IgE mediada a proteínas de leche de vaca. Protoc diagn ter pediatr. 2019;2:207-15. Disponible en: https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/15_aplv.pdf

[2] García Mérida MJ, Espín Jaime B. Alergia a las proteínas de la leche de vaca no mediada por IgE. En: AEPap (ed.). Congreso de Actualización Pediatría 2020. Madrid: Lúa Ediciones 3.0; 2020. p. 239-245. Disponible en: https://www.aepap.org/sites/default/files/documento/archivos-adjuntos/congreso2020/239-246_Alergia%20a%20las%20prote%C3%ADnas%20de%20la%20leche.pdf

[3] S. Lapeña López de Armentia, E. Hierro Delgado. Alergia a proteínas de leche de vaca. Pediatr Integral 2018; XXII (2): 76–86. Disponible en: https://www.pediatriaintegral.es/wp-content/uploads/2018/xxii02/02/n2-076-086_SantiLapena.pdf

[4] Asociación Española de Pediatría (AEP). Intolerancia a la lactosa. Disponible en: https://enfamilia.aeped.es/temas-salud/intolerancia-lactosa

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